miércoles, 24 de noviembre de 2010

JORNADA DE DESCANSO




En realidad de descanso no ha tenido nada, la intendencia necesaria para un viaje de estas características es agotadora si se pretende realizarla en sólo un día y medio. Pero llegó la noche y milagrosamente hemos terminado todo, solo queda una apacible cena y un sueño que seguro tardará en llegar. Decidimos partir a medio sol entre el amanecer y el mediodía, parece lo más adecuado a las circunstancias de un Sol que hace solo dos días se atrevió, un año más, a entrar en Sagitario, pero esta vez lo hizo con Luna llena, trayendo hasta este instante el recuerdo entrañable de la etapa prólogo, tanto aprendimos en ella, sin saber siquiera que era eso: un prólogo. Seguimos desde luego sin saber a qué, pero ya no nos importa.

ETAPA PRÓLOGO






Ya no sé si soy Teseo o soy el minotauro, ya no logro ver diferencias entre el laberinto y el tesoro, ya no me acuerdo si a la salida estaba Ariadna esperándome, sólo que al despertar esta mañana había un ovillo de hilo sobre mi mesilla.

Pero algo me quedó claro en ese lugar telúrico, dinámico caracol frente al poste que indica todas las direcciones mágicas del mundo: que si se entra al laberinto es para matar al monstruo, no para salir con él. Así que sencillamente decapité a la mañana siguiente a mi monstruo ya malherido y me fui a dormir tranquilo y los fantasmas desaparecieron, como si jamás hubiesen sido fantasmas.

Supongo que es un paso más, toda mi mente está en la punta de ese dedo, todo yo en la palma de mi mano.