martes, 6 de mayo de 2008

MANO CON DOS CARAS


De pronto viene, bocanada triste ,
el cuerpo queda, cortado y bronco,
y el ánimo escapa, veloz a no sé dónde,
se asienta en el alma, nostalgia no sé qué.

Mapa de borrosos recuerdos,
desenfocados por la mente cautiva
en el deseo de algo o de alguien,
huimos y pensamos, y ya no somos.

Lo que ni es ni ha sido,
pero amalgama el espejo
en el que toca mirarse,
observarse, reparar someramente

en las nuevas cicatrices,
en las nuevas heridas,
en los sueños rotos
por el desamor que triunfa.

Mi mano siente entonces
tu mano
siente todas las manos
o
siente todas las veces
la mano
acariciada con ternura
el dolor,desprendido,
de lo que hubiera
podido ser, una vida feliz.

Quizá no importa: hay un refugio
último en el que sí habita el tigre,
en el que los hombres caminan
por montañas infinitas y blancas,
en el que los libros son todos
viejos y huelen a sabiduría,
en el que el sol se pone
para no ponerse,
en el que el tiempo es,
circular.

Entonces,
en ese preciso instante,
dos cachorros juegan
con el cervatillo que su madre
para ellos capturó, y lo devoran,
después.

La bofetada contundente
me devuelve al mundo,
a la partida, al peón de dama
que cree dominar el centro.
Olvido el sueño y su recorrido
perpetuo del infierno al cielo
y me hallo en el justo centro,
el real, pensando y sintiendo,
que yo no soy sólo esto.
Y comprendo que es mía la sombra
que te oculta el sol, y que ahí seguirá
estando mientras dure
la maldición del ángel
que optó por luchar,

contra el Dios.